miércoles, 10 de septiembre de 2014

HABLAR POR HABLAR

HABLAR POR HABLAR



Hablar sin decir nada es una manera de mantener una relación rutinaria y vacía.

Él: ¿Ahora qué hago?                                                                 

Ella: Tú sabrás… ¿es que hay que decírtelo todo? Lo debieras de saber…

Él: Haga lo que haga, meteré la pata…



El círculo se repetirá sin fin. El tema del tiempo, los vecinos, las enfermedades, etc. se repetirán como la gota que gotea el grifo sin que la advirtamos. De este material estan hechas las mil conversaciones de la vida de los seres humanos. Lo único que suele cambiar el sonsonete es cuando uno se atreve a quejarse y el otro le añade “Y yo más”. —Yo me opere dos veces. —Y yo tres.

En el cuento de ‘Las mil y una noches’ se prolonga la conversación de Zoraida con el Príncipe a base de contar cuentos intrigantes para no ser decapitada por él, que es lo que solía hacer cada vez que pasaba la noche con una odalisca. Y al final le seduce y termina casada con el Emir.

Y eso es lo que nosotros repetimos en nuestras relaciones para ir tirando y manteniendo el contacto con los que nos rodean sin más implicaciones. Pocas veces se dan acontecimientos que nos saquen de la rutina de vivir, que nos devora los días y las noches, pegados al televisor, donde repetimos tres cuartos de lo mismo, matando el tiempo que rescatamos a la vida.

Viviendo sin vivir

La comunicación es un reflejo de la vida. La vivimos como cuando uno lleva una prenda puesta al revés, es como una noria de repetición. Es como un limón exprimido, como si la vida misma nos hubiera robado algo y nos lo debe, y además nos ha convencido de que eso no existe. Lo podríamos llamar inconsciente, que lo tenemos tan escondido que para que aflore hace falta hacernos muy conscientes.

La vida es una estructura inteligente que nos la creamos todos a golpe de decisiones, no es un destino hecho ya. Lo más terrible es que no hay nada inoperativo. Hasta lo ignorado por oculto o por robado a la vida como experiencias que no soportamos tener al descubierto, están actuando porque la persona funciona con las ideas inteligentes que tiene en su corazón bajo su coraza. La persona se moviliza desde las entrañas de su ser, no de lo que le dan desde fuera, aunque esto movilice en algún sentido, como estimulo a lo interior.

La persona es un potencial de cualidades sin fin, su plenitud llegará cuando se dé la actualización plena de estas tres potencialidades: amor, inteligencia y energía. Todo es Gracia. Este es el desarrollo del ser humano en esta vida y que se mide externamente por su comunicación con los demás seres con los que formamos un todo.

Eusebio López

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